lunes, 16 de diciembre de 2013

El toque de Mr. Peter O'toole.

Recuerdo su cara en la pantalla, su estilo y la mirada, como el teniente Lawrence que luego fue ascendiendo en la carrera militar. El principio de la película,  la muerte en una moto y una gafas sobre unas ramas, un funeral y la pregunta entre los asistentes a la ceremonia de ¿quién era ese Lawrence? y yo me dije ¿quién es Peter O'toole?
Siempre pensé que hubiese podido ser amigo suyo o quizás es que me hubiese gustado. Tenía todo lo que me atraía, clase natural, indiferencia por el mundo absurdo, poesía, imaginación, ojos azules, fantástico pelo, altura, porte, distinción, voz y un acento del idioma de Shakespeare de los que marca la diferencia. Un hombre de teatro, ante todo, que como  muchos actores británicos tuvo la suerte de que el cine de Hollywood le permitiese hacer lo que quisiese. Y creo que fue afortunado por ello.
Este irlandés pudo beber, fumar, contar con el aviso de una enfermedad fruto de los excesos y sobrevivir, ¿qué más se puede vivir? ¿quién le protegía? Estaba acariciado por una varita mágica, como sus maneras, su expresividad su encanto natural, su don en la película how to steal a million? de William Wyler. En ella la mismisima A. Hepburn se queda rezagada, ni Paris, ni el impresionismo, ni un Jaguar E (incluso amarillo), nada eclipsa a Mr. O'toole.
O el rey Henry II en Becket que te cae bien aunque no sea el protagonista es fruto de su interpretación. Un rey de la Edad Media que va a conquistar parte de Francia y a las francesas, que no sabe lo que es un tenedor, pero que tiene algo natural que atrae a su amigo el futuro arzobispo.
Supongo que mucha gente que lo conoció se preguntaría ¿por qué unos tanto y otros tan poco? ¿por qué esos privilegios? 
Sólo una cosa es cierta, nuestros días están contados, ni uno más ni uno menos. 

1 comentario:

  1. Mr. O'Toole, sus mirada azul siempre la tendremos. Sus peliculas quedan para siempre. Descanse en paz.

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