viernes, 7 de febrero de 2014

Ana Rosa y los eventos.

Como en la Roma del divino César nos rodean las dificultades. Dicen que preocupa el paro y la situación económica, del primero hay demasiado y lo segundo es, cuanto menos, un futuro incierto., pero nos preocupan los "famosos". La plaza del Foro romano está manchada de sangre y Marcus Iunius Bruto no hubiese ido a un programa de televisión, por no saber quién era Ana Rosa. No eres nadie si no conoces a Ana Rosa.
Suenan nombres de jueces tanto como jugadores en alineaciones de equipos de fútbol. No sé cual sería el conjunto ideal de los famosos, quizás, para una táctica 4-4-2, me inclinaría por los siguientes:
Portero: Barcenas.
Defensas: Ortega, Urdangarín, Pantoja o Paquirrín (hay dudas) y Esteban.
Medios: Muñoz, Mohedano y Janeiro.
Delanteros: Rivera, Alba y Correa" El Bigotes"
Si admitiesen extranjeros los de Mónaco, Windsor u otras promesa podrían entrar sin dudarlo. La lista es interminable, algunos son venerables clásicos con muchos minutos de gloria a sus espaldas. Otros son advenedizos y comprendo que quieran retirarlos de la alineación. Perdón porque me ha surgido a bote pronto, " El Bigotes", es que promete. 
Echaran de menos algunas de las muchas "modelos" que tenemos, "empresarios/as", folkloricas o "maestros", no puedo incluirles a todos. Existen además las sagas, que merecen un punto y aparte. Son capaces de parir vástagos que posan a las primeras de cambio ¿Por qué no se crean escuelas y universidades donde se aprendan todas estas virtudes? Dejemos atrás el medioevo de Salamanca, Alcalá, Louvain, Sorbonne u Oxford, hay que concentrarse en tan próspero negocio
Como reservas tendríamos muchos, muchos, entre los que elegir, algunos son eternos, clásicos que heredan los puestos de padres a hijos, nietos o primos.
Si echas una ojeada a prensa, digital, impresa o televisión, ves lo que preocupa a los españoles, lo que es noticia. A veces lo que es noticia es irrelevante, sin solución, hay hasta ilustres apellidos que comparten bambalinas y hay quién al parecer vive sobradamente de ello. Se crea un ambiente, una percepción de que todo es así, como sale en la caja rectangular y si no sale no es noticia. Les hacen entrevistas, repiten las imágenes y van a "eventos", o son tertulianos.
Incluso cuando ocurre algo son capaces de consumir el tiempo del programa opinando sin saber lo que ha pasado, lucubrando, recreando la noticia en una febril busca de consumir el tiempo entre anuncio y anuncio. De pronto pontifica Ana Rosa, interviene con sagacidad, juicio certero, sentido común a destajo y gran cultura para decir la última palabra, se calle todo el mundo y otorgues porque si no, a lo mejor no continuas  ¡Qué bello entorno, qué paz, qué tranquilidad de espíritu!
 ¡Ojo! si te llama Ana Rosa no se te ocurra responder : ¿Ana Rosa qué? Perdón, no conozco ninguna Ana Rosa. Sería tu condena social.

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