martes, 25 de febrero de 2014

El Estado de la nación.

Estado de la nación  ¡ Ja!
¿Es que no lo sabemos?
Copia de lo que se hace en otros países con mucha más tradición democrática y cuyo talante y maneras de hacer las cosas son diferentes, con sus virtudes y defectos sin pretender encontrar la perfección en ningún lugar terrenal.
El caso es que el presidente del gobierno explicará su versión de las cosas, los cómos y porqués y los demás le contestarán, sin estar de acuerdo en sus logros, criticarán su falta de liderazgo, no propondrán nada concreto y seguramente sin altura de miras se limitarán a pedirle que se vaya o al menos varios de sus ministros. Todo esto con los matices de partidos a nivel nacional y partidos nacionalistas.
Y esto es lo que hay.
Si alguien se ilusiona con que sea un debate constructivo, donde unos escuchen a otros, se presenten alternativas concretas, se reconozcan las cosas mal hechas, se ponderen lo bien hecho, se ofrezca pensar en el futuro sin olvidar los errores del pasado, se  desilusionará. Si se espera coherencia, sentido común y espíritu de servicio colectivo, se sentirá frustrado.
Y esto es lo que habrá.
Ante ese panorama, que no es nuevo, no hay que desesperar. hay quién dice que el pueblo es mejor que sus dirigentes políticos y otros que de tal palo tal astilla. Lo cierto es que queda mucho camino por andar porque para crear algo sólido y con sentido no basta copiar nombres, hay que educar en ello y practicarlo cada día.
Es una democracia, será un encuentro democrático con unos representantes democráticamente elegidos, pero me temo que haya mucha demagogia, como siempre.
No se me derrumben.

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