miércoles, 26 de febrero de 2014

Erase una vez en Alemania. Champions octavos.

Hay partidos que no se si tienen historia o no. 
Esos partidos que nadie ni los jugadores del equipo ganador quieren que acaben, (los del sufrido perdedor quieren que finalicen lo más pronto posible), partidos que acaban 1-6 donde el mejor del local es su portero de largo, partidos donde todos juegan bien, donde las oportunidades se suceden, partidos donde el público local aplaude al visitante rendidos a la obviedad. Hay noches de fútbol en las que un equipo juega como tal y es difícil destacar a nadie en particular, porque CR7 si está acertado o el portero despistado mete  ¿cuántos goles?.
Noches de fútbol europeo, el de verdad, en que los locales meten un golazo imparable en el minuto 90, por un ex jugador que empalma una de esas voleas ideales.
Schalke 04-Real Madrid 1-6.
 ¿Qué destacar?  ¿A quién? Para mi tres cosas.
El equipo como tal, los apoyos, la solidaridad,  concentración, ambición,  ganas y movilidad continua.
El centro del campo, por fin hay un centro del campo, con tres jugadores muy diferentes que se complementan, que intentan cubrir huecos y ausencias, si corren son además buenos.
Benzema, un gran jugador, en forma, que hace casi todo lo que debe hacer un buen delantero.
Y hay otro factor CR7, que está por encima de las cosas y sigue, sigue, dando la lata  a los defensas. Además Casillas sacó un balón de los suyos y no sufrió en los balones por alto o el juego con los pies.
Y el caso es que es sólo un partido de fútbol, de octavos de final que es el mes de Febrero y quedan muchas cosas por suceder. 
Los próximos rivales, en Liga o Champions, se asustarán al principio, y sus entrenadores buscarán los puntos débiles, los defectos o debilidades, que las hay, y tratarán de hacer daño como sea. Después de todo sólo es fútbol.
De los árbitros en Europa tampoco hablo, aunque sean ingleses y no de mi agrado.

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