domingo, 16 de febrero de 2014

¿Integridad o corrupción?

A lo largo de la Historia hay muchas personas que gozaron de gran poder por mucho o poco tiempo, en diferentes circunstancias y motivaciones. En el siglo XX poder tenían los dictadores como antaño, en mayor o menor medida, casi siempre justificándolo por el bien común, la patria o el pueblo.
¿Eran personas integras? Por cierto, todos era dictadores y no dictadoras.
Como "office" o cargo público el ser más poderoso del planeta es el presidente de los EEUU y ha habido muchos tipos que han ocupado ese despacho no redondo ni cuadrado. Sus propias películas o series les han inmortalizado, normalmente exagerando, en alguna ridiculizándolos, como House of cards, donde el presidente parece una marioneta del protagonista.
Y yo me he preguntado siempre ¿Para qué se quiere el poder? ¿Son personas integras?
En la Constitución, la nuestra y muchas otras, se habla de integridad moral, un atributo ligado a nuestra dignidad como personas, fruto de nuestra capacidad para tomar decisiones individuales, integridad que hay que preservar; también existe nuestra integridad física que hay que cuidar y proteger.
A mi me llama la atención la integridad que es rectitud, entereza, honradez en el comportamiento, una persona integra es una persona en la cual se puede confiar, que se respeta a sí mismo y que respeta a los demás. 
Y debe dar un gran gusto conocer en un alto, altísimo cargo o puesto de responsabilidad,  alguien integro. Lo curioso es que debería ser al revés y exigir: No se puede ejercer un cargo donde se toman decisiones sobre los demás sin ser integro, es  condición sine qua non.
Quizá como en Sodoma o Gomorra nos veríamos en dificultades para elaborar la lista de candidatos porque nos hemos olvidado de educar en la integridad de las personas, en conseguir mejores seres humanos.
Así un poco de casualidad, a lo mejor se descubre, que corrupción es algo radicalmente opuesto.

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