sábado, 8 de febrero de 2014

New York y Palma de Mallorca.

En el New York Times, Woody Allen decide contestar en una carta, muy bien escrita, (supongo que intentando cerrar el asunto) y escribir con el corazón y la cabeza sobre su vida con Mia Farrow en sus últimas etapas. Las acusaciones muy serias, los contactos con la justicia y la policía, las investigaciones y los procedimientos no se omiten. No se trata de ponerse a favor de nadie, ni de crucificar, pero me alegro que Mr. Allen tenga la conciencia tranquila y le de mucha pena todo esto. Una mujer resentida es un enemigo muy peligroso, si es inteligente más peligroso todavía. La película si se llegase a filmar sería triste, a no ser que cambiasen el final y Ms. Farrow encontrase la paz consigo misma, no se trata de coleccionar hijos/as en Manhattan.
En un juzgado de Palma una infanta de España bajará una rampa que se ha hecho muy famosa, no son Las Ventas del Espíritu Santo. Si se realiza una toma de abajo a arriba, bajando el famoso y triste empedrado, se descubre el toldo granate de un bar Es Suprem, en la calle Parellades, un humilde, corriente y clásico bar de turistas y no tanto, últimamente de periodistas y curiosos. De parroquianos que pueden degustar comida casera, un café "relaxing"  con ensaimada, un bocadillo de sobrasada o galletitas de Inca. Ya no se puede fumar en los bares y no habrá humo.
Tampoco los periodistas serán el alter ego de Walter Matthau en "The Front Page" de Billy Wilder y no habrá ejecuciones sumarísimas como en esa película.
El paseillo, no será muy torero ¿o si? A Charles I en el siglo XXVII le hicieron pasar por el cadalso y su cabeza fue separada del torso, al parecer por un experto verdugo con la cara cubierta, cobró 200 pounds, una pasta. Marchó de Whitehall a Banqueting house, muy cerca, y Alec Guiness maestro del arte de actuar, lo hizo con gran dignidad en la película Cromwell, sin entender muy bien porque le pasaban esas cosas.
En todo esos momentos, actuaciones, había algo de clase de estilo, de genialidad, de mostrar que el ser humano tiene dentro de si unos valores que de vez en cuando florecen.
Afortunadamente ahora somos más civilizados ¿o no? Las pounds se las llevan las televisiones sin máscara.

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