viernes, 26 de agosto de 2016

Cual romano.

De pronto dejas Madrid, pasas los picos y montañas de Somosierra y entras en tierra del Duero, del Ebro, tierras de vinos.
Allí los Romanos también plantaron viñas como en cualquier lugar que les merecía la pena. 
Ese pueblo, al cual los terroristas de "Life of Brian", de Monty Python, odiaban. En sus reuniones clandestinas, querían atentar contra ellos, pero luego razonaban que habían dejado montones de cosas para la posteridad o como alguien dice: "esos Romanos eran muy inteligentes". 
Pues eso Romanos acertaron como en tantas otras cosas.
La Rioja se abre en este agosto caluroso, aunque las bodegas tienen un horario anárquico y queda mucho marketing por desarrollar. La vendimia está próxima y no con muy buenas perspectivas.
Vas leyendo los nombres de los pueblos, todos suenan de etiquetas en las botellas, algunas contempladas distraídamente de pequeños sobre la mesa familiar
Haro, Cenicero, Laguardia, Fuenmayor o Elciego pasando por Santo Domingo de La Calzada. Me queda Rioja que recorrer,
Me he comportado como un romano cualquiera o un romano que tuviese medios y pudiese gozar de sus caldos de forma mesurada e inteligente, porque la inteligencia no conviene dejarla en la cazuela.
Me he topado con el hotel de Frank Gehry, en las bodegas de los herederos del Marqués de Riscal, antiguas que han perdido esa calidad como les pasa a los bodegueros que no prestan la atención debida al cultivo de la vid y se mueven por el ansia viva.
La vid es fruto bíblico y requiere una suma atención.

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