jueves, 11 de agosto de 2016

Medallas de oro, plata y bronce..

No conceden medallas por tomarse una cerveza fría en un chiringuito; no es un sacrificio es una necesidad para ayudar a la industria del turismo, sosten nacional.
En estos días una bajada de las temperaturas se agradece, queremos sol y playa (no todos) pero puede que el exceso de energía solar taladre las neuronas cerebrales y nos reste capacidad de pensar. 
Es cierto eso del veraneo, me refiero a la piel de toro, aunque la gente no tenga más que un gobierno en funciones como en las Españas. 
En el continente del otro lado, en un país llamado EEUU, ya se empieza a ir al cole y se encuentra algo de desesperación entre los exabruptos de Mr. Trump y el cómo juego de Mrs Clinton; lo tiene tan fácil como el FC Barcelona el trofeo Gamper; y es que el rival importa, vaya si importa.
Lo curioso es que los problemas son los mismos y nada se arregla por tomar el sol. 
Ni por ganar una medalla de oro en las Olimpiadas, excepto para el/la atleta que toma la recompensa de sus muchos años de trabajo. 
Desde la primera Olimpiada que vi en televisión sentí envidia de las banderas y exhibiciones que hacían los ganadores, entonces había mucho de Guerra Fría. 
No eran unos Juegos como los de "Chariots of fire", allí además de oír la música de Vangelis entre las brumas de England o Escocia los aristócratas y royal de la corona formaban parte del COI e incluso competían, no se permitían los profesionales.
Claro que eran los años veinte de fumeteo y charleston, de errores y olvidos, de mirar hacia otro lado. 
En eso no hemos cambiado.

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