miércoles, 17 de agosto de 2016

Trofeo de nostalgia y turistas.

¿Para que sirve el trofeo Bernabeu de tan apreciado nombre?
Para presentar al equipo al cual, en estos tiempos, ya han visto por televisión; para descubrir algún jugador que de pronto se suelta en Chamartín y dar minutos a los menos entrenados. 
Para que vayan los no habituales que estos están veraneando; todo se llena de turistas, smart en mano, de muchos países y colombianos que animan a James que no funciona.
Se mostraron a la afición los últimos trofeos conquistados.
Lo mejor fue ver a Kopa y Gento pisar la hierba. 
El resultado, 5-3, casi igual al de la primera final europea en el Parque de los Príncipes, no dice nada. Muchos cambios, más de dos equipos totalmente diferentes y sobre el césped lo que hay.
El Stade de Reims, invitado, se portó con dignidad, entró fuerte al balón y metieron tres golitos; su nivel teórico está muy por debajo del local.
Señoras y señores seamos críticos y no cerremos los ojos.
El sistema defensivo es un problema y los centrales todavía más. La facilidad para llegar al área por parte de los franceses provoca dudas que llegan a Casilla.
No hay gol, ni se tira a puerta y parece que se remata bien de cabeza por varios jugadores; mucho pase horizontal y poca profundidad, sin desborde; nadie daba el último pase ni se contraatacaba con precisión. Y me hacía preguntas al abandonar el estadio.
¿Falta un nueve? ¿Qué pasa si Pepe no está bien? ¿Quién recupera sin Casemiro? ¿Quién protege las subidas de los laterales?¿No son repetitivos James y Asensio? ¿Y si Marcelo no puede jugar? ¿Isco vagando en tierra donde no desequilibra?
Me gustan mucho Asensio y Mariano, un soplo de fuerza en el calor de la noche.

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