domingo, 12 de febrero de 2017

No ambiciones demasiado.

La ambición es un elemento antiguo y moderno para mejorar la combustión de los actos humanos. Antes me hablaban de la sana ambición.
Nunca la he tenido, y recuerdo que las personas que me han parecido buenas, tenían muy poca ambición; eso no significa que yo sea bueno, se bien que no lo soy. Siempre me quedaba con la ambición de Scrooge o el tío Gilito de Disney, que aunque escocés, me parecía en el fondo bueno.
Veo ambición por doquier y ambición un tanto de medio pelo. La mayor la veo en los petardos politicos, que no acaban de explotar. Entre congresos del PP, Podemos o el próximo del PSOE, buscando ese control, que les garantice el puesto. Ya desde Romanones,- mucho antes desde luego- se decía aquello, medio grosería, sobre lo que gusta el poder y esa debe ser la ambición; ambición por el poder, tener poder pone a los humanos. Ya se sabe los humanos se ponen con muy poco, incluso con Viagra los- iba a decir- machos, pero creo que es mejor no especificar por sexos que esto anda muy confuso.
Al parecer David Beckham y señora tenían la ambición de ser sir y lady; problemillas con la Hacienda de su majestad pueden impedirlo, lo curioso es que era la ilusión de toda su vida. Ser sir David, no jugar en el United.
Con lo bien que se está con una buena temperatura, una brisa fresca y esa sensación de modorra que a veces, solo a veces, se mezcla con un sueño reconfortante.

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