martes, 14 de febrero de 2017

San Valentín.

Este día tiene mucha propaganda en USA, regalos, rebajas, ya se sabe para consumir. Aquí es que necesitan enlazar una fiesta con otra para que el ritmo no pare, no pare.
En The White House ese general, consejero de seguridad, se va a aconsejar a otra parte, no se yo si le han fastidiado el día. Mira que hay oficiales generales por estos lares y hay que ser torpe para elegir a uno que tiene contactos con Putin o sus muchachos y puede ser chantajeado, o sea que lo que aconseje se vea tamizado por los del Kremlin.
Si es así sería conveniente que la justicia actuase e incluso la High school de su pueblo le pusiese con orejas de burro cara a la pared. Eso sí habrá guión para Hollywood. No va a celebrar el acontecimiento como George S. Scott en el "Dr Strangelove" de Kubrick en el motel con la querida o vaya usted a saber.
Hoy empece a descubrir algo que alguna vez había visto documentado en el campo, esporádicamente, pero no en las páginas de un libro escrito por un experto del mundo de los toros. Los de lidia, los hispanos, celebran San Valentín seis meses al año, encerrados con las vacas, cumpliendo con su deber, sin champagne "domestic", ni rosas, ni bombones, ni cataratas del Niagara, a pelo como montan los indios bravos.
Aun así cuesta ver un toro como debe ser en Las Ventas del Epiritu Santo. Quizás en eso haya un paralelismo entre la casta, calidad, pureza de un consejero del 45th president y nuestro toro de lidia.
En ambos casos cuando no funcionan al corral.
Esto los americanos lo entienden a medias.

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