martes, 4 de abril de 2017

Tony Soprano soñaba despierto.

En The Sopranos los problemas se resolvían rápido, por lo civil o lo militar, sus personajes son un curso de conducta, concentrados en New Jersey, un cierto grupo y los de fuera, que son casi peores, porque van de listos y puros. La inercia podía acabar con una bala en la cabeza.
Cierto que el principio de inercia me suena a un factor dominante del comportamiento humano, aún así me han fascinado esos tipos que pueden de verdad cambiar las cosas, cambiarlas para bien y de esos hay muy pocos.
Cada vez que hay un nombramiento de alguien hay como la esperanza oculta de que algo va a mejorar; un ministros, un alto cargo y escriben su cv  resaltando hechos sin analizar resultados, como si estar ahí fuese suficiente...y luego ocurre que en su nuevo puesto está, pero todo continúa igual.
Un amigo me decía que lo importante es que el elegido por lo menos no sea muy injusto, cazique, bandallas, chapucero o chollista.
Es parte de la condición humana, la resignación.
Pienso en los candidatos cuando eran jóvenes y algunos exponían abiertamente su pensamiento.  Ahora con la medió autoridad otorgada, el premio recibido y la misión clara, los obstáculos son tan elevados que habría que dimitir a las pocas horas de tomar posesion.
En algunos equipos de fútbol, que van mal, si se producen cambios y a veces llega el éxito, el triunfo en esa temporada que se consideraba , eso le pasa al Madrid, en cuanto se dan cuenta que se equivocan. La vida es algo más que el fútbol, aunque cada vez se parecen más por la incoherencia que les une, son dos actividades populares, efímeras, que no se toman con seriedad, priva el negocio.

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