domingo, 3 de marzo de 2019

El Mr. Trump del futuro.

La dulce California me ha escogido con una temperatura fría, lluvia y ambiente desapacible, debe ser el cambio climático porque no era normal el calor de Madrid y otros sitios de las Españas. Supongo que es bueno eso de estar en el siglo XXI, tener la posibilidad de plantarte en unas horas en otro continente, otro idioma, otras formas.
Aparentemente todo sigue igual por aquí.
He de confesar que no veo la televisión y eso hace que el día a día no me golpee ni traumatice mi cerebro ya desgastado.
Por aquello del desgaste, los años de la corta existencia, al llegar me han hablado de la vejez, gente de esa que llaman joven, o al menos en plenitud, porque lo de la juventud se exagera en demasía. Se van dando cuenta que pierden facultades (?), ya no son lo que eran, un catarro mal curado, preocupaciones por los hijos, responsabilidades y de pronto que empiezan a pensar en cosas que no pensaban antes. Es todo un descubrimiento para ellos y ellas porque aquí también hay dos o más sexos.
Hablaban, en otra conversación, de pequeños, esos angelitos que algún día tendrán barba o tetas, o viceversa que ya no se sabe. Se supone que aquí gozaran de mejores, mayores, oportunidades. Serán mejores seres humanos. 
No estoy seguro de todo esto cuando dicen los eruditos que en España el nivel de vida es el mejor y en esperanza sólo nos ganan los japoneses. Me ofrecen muchas dudas estas sabias apreciaciones. Sin saber porqué me dan algo de pena los niños/niñas americanos, los futuros Trump.

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