Es Sábado Santo la víspera de todo, el día que cambió el mundo; es un día extraño para mi, de vacío, inseguridad, expectativas, quizá debería ser una jornada de retiro, reflexionar sobre lo que pasó, hacemos, haremos. El Masters del fin de semana pasado me ha llevado por otras reflexiones, quizá que sólo se vive una vez, qué hay que hacer algo con tu vida, que existe el problema de los talentos. En la vida de hoy resulta más complicado, pero no hay escusas, no podemos quedarnos a medias Las personas muchas de ellas que todos conocemos, o creemos conocer, anónimos o famosos, por algo en la mayoría de los casos se quedan a medio camino entre lo que fueron y lo que pudieron ser; amigos, parientes, conocidos que destacaban extraordinariamente, con talento, dotados y no hubo nada...o casi nada. No es el caso de Tiger Woods, no hace falta añadir golfista, un jugador realmente extraordinario que nos hizo disfrutar desde muy joven, un casi don Perfecto, familia perfecta y de pronto se airean sus problemas porque la policía interviene, luego el accidente de coche, el objetivo de batir a Nicklaus se aleja aunque era relativamente joven cuando todo pasó. Ha vuelto en Augusta, como recompuesto su cuerpo, sufriendo; junto a Rahm el hispano, que es más alto que él, fuerte como un toro, que le admiraba tanto, han jugado el Masters y Jon Rahm le ha mirado, escuchado, acompañado, con gran satisfacción aunque ninguno ganase. Creo que hay que aplaudir a Tiger, en su condición, hacer cuatro recorridos de ese campo, pasar por el Amen Corner es un poco como el día a día.
viernes, 15 de abril de 2022
Augusta.
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