Una conversación con un amigo sagaz y con sentido del humor, cultivado, de Ferrol, donde reina la alegría y el buen humor, me ha llevado a George Bernard Shaw, ídolo del profe de mate más renombrado que tuve, lo consideraba como una inteligencia privilegiada. Shaw era irlandés, con los que congenio mucho, PN de literatura, dramaturgo sobre todo, escribió Pygmalion en 1912, algunos le colocan como número 2 detrás del inigualable Guillermo. Se metía en fregados. desde luego, vivió una larga vida. Se trata de una obra de teatro donde el feminismo victoriano o actual, lo que sea, no debe andar muy contento, aunque parece que fue un avanzado defensor de los derechos de los gays. Se adaptó como musical con el título "My Fair Lady". Hubo quién tuvo la fortuna de verlo en Broadway en los cincuenta, a mi mis papás no me llevaron, ellos eran zarzueleros sobre todo él. Una de las canciones (perdón por el inglés, pero quiero mantener la integridad del lenguaje de Shaw) es "I'm an ordinary man," Higgins, el profesor, se la canta al coronel Pickering diciendo entre otras perlas "I prefer a new edition of the Spanish Inquisition than to ever let a woman in my life I'm a quiet living man". El pobre Higgins, soltero, edad indefinida, vive con Pickering, soltero también, viene de la India, amable, buena posición, criados, intenta enseñar el idioma de Milton y Keats le preocupa como ha degenerado el lenguage: Why can't the English teach their children how to speak?. En otra canción suelta la siguiente perla :" Pickering, why can't a woman be more like a man? Why can't a woman be like me?". Y eso que la bella dama, alumna, es casi adolescente en la obra, que espere Higgins porque como dijo el sabio manchego el buey suelto bien se lame, no hace falta ir a Eaton en Brazatortas todo el mundo lo sabe.
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