jueves, 1 de diciembre de 2022

Japón.

Antes del partido, después de comer frugalmente, me puse a ver una épica obra obra de Kurosawa, Ran, Shakespeare en Nipón, su King Lear, en aquellas islas de samurais con sus códigos, shoguns buenos/malos y catanas certeras, sangre del medioevo, nunca reconoceré que di una cabezadita, larga, Kurosawa no me lo permitiróa o fue el maldito Cariñena que se apoderó de mi. El país del sol naciente es quizá mi favorito a nivel mundial, les admiro, me gusta su forma de ser, su idiosincrasia, a ellos les gusta el flamenco, las guitarras, el pata negra y los toros, el fútbol es otra historia. Salimos con algo parecido a los dos anteriores partidos, empezamos jugando fluidos, Morata de cabeza marca pronto, entonces llega el bodrio, ritmo lento de entrenamiento lento, con los japoneses a la espera, es el último partido de la fase de grupos el 1-0 es suficiente, somos líderes. Nada más empezar la segunda mitad, con el mismo ritmo nuestro, pasando el balón en nuestra área nos meten un gol, y otro no anulado por poquito que significará la derrota. En el otro encuentro Alemania remonta, cumple, se lo agradecemos y nos libramos de Brasil. Los expertos a lo suyo, la realidad Alemania fuera, Marruecos ahí.

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