domingo, 12 de enero de 2025

Las mil y una noches. Del amor

Disculpen, son como dos cuentos distintos y un esperpento en el mismo intento de contar algo.

Uno el de la final de esa Supercopa en Jeddah. Desde el fútbol ganó el mejor, nos han ganado bien, sobrados. Resultado inapelable. Varios importantes míos han estado desaparecidos, el cinco, Vini, mi Fede, Camavinga, los dos no daban solos a basto, Tchou, L. Vázquez. Mi análisis me dice que la gran diferencia es que el ganador es un equipo trabajado con ideas claras y jugadores en sus puestos naturales, además de otros factores, nosotros desequilibrados, desorientados. Para colmo ni después de estar con uno más hemos reaccionado. 

No creo esto tenga solución esta temporada para equilibrar con el centro del campo y defender todos, como equipo con solidez e idea de juego continuada.

Otro cuento, el  de una princesa y sus historias, Las mil y una noches es una recopilación de historias con algunas añadidas después, en el siglo XX, el cine ya las hizo más famosas todavía. Su escenario es Oriente Medio, de origen persa, nacidas cuando empezaron loa musulmanes a extenderse, llegaron a la península y costó 8 siglos expulsarlos de su último reino en Granada.

Un esperpento. El FCB, ganador en la primera historia, es un club de muchas historietas, para mi es muy complicado, no acabo de entenderlo, quizá lo de no ser catalán no me ayuda. Ellos dicen que son muy felices porque aman al club que está muy bien, yo como no amo a un club, me gusta o no me gusta lo que veo y me manifiesto. Según el aficionado culé, el de otros clubs también, como amas al club todo vale. Esto deben saberlo los diferentes, varios, responsables que he conocido en su presidencia que han tenido esperpénticos comportamientos, unidos a justificaciones de actos y no pasa nada, porque amas al club. También sucede en otros sitios. Nosotros hemos ganado desde que soy pequeño al parecer porque somos ricos. Yo no amaba al Madrid, me ha hecho disfrutar mucho,  desde niño, me han gustado muchos de sus jugadores, he visto magníficos partidos ya de niño y alguna vez he llorado de alegría. Le he visto zozobrar, perder, cometer errores, y no he amado al club. Menudo tarado debo ser porque ante tanto ejemplo y sabiduría de los demás empiezo a amarlo.

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