sábado, 22 de agosto de 2015

Chatina, espérame en el cielo


No se si fuera de las Españas saben quién es Arturo Fernández y quien era Lina Morgan, me importa un bledo que diría el pícaro; el caso es que el actor salió en una entrevista y quiso despedirse y hablar de la actriz fallecida recientemente
"Chatina, espérame en el cielo", le dijo. Lo de chatina es por ser asturiano, lo del cielo porque debe creerlo.
Es un tipo optimista, vital, educado, que a sus 86 años sigue en activo y al final, cuando le ofreció un beso de despedida la guapa presentadora, fue muy rápido y ni corto ni perezoso reaccionó para decirle que no desaprovecharía la oportunidad.
Es el clásico ejemplo de genio y figura hasta la sepultura. Arturo Fernández  provoca la envidia de conservarse en forma  con buenas maneras y sonrisa permanente.
¿Cómo no iba a ligar ?
Mientras los medios carpetovetónicos amantes de los homenajes póstumos en las sepulturas, para el alivio de conciencias, alababan a esa actriz/empresaria de gran éxito.
Con todo mi respeto, nunca vi una película de Lina Morgan, si algún pedazo perdido; no fui a su teatro de La Latina, no la seguí en televisión, pero me inclino ante su triunfo y el cariño de su público. 
Para mi escribir estas líneas, es como el homenaje a seres queridos que gustaban de su forma de ser, actuar, que marcó una época en las Españas. E igual pensaba antes de su fallecimiento.
Las historias, el olvido, los recuerdos, la nostalgia o los miedos, salen a relucir cuando se habla de los muertos, pero también el cariño, la admiración y la sonrisa.
Aunque es mejor homenajear a la gente en vida, digo yo.



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