Los recuerdos es lo que queda según se avanza en la vida, ahora lo complementan las imágenes, fotos o películas.
Me imagino lo que sería Beverly Drive en aquellos años de Segunda Guerra mundial, cuando dos judíos emigrados de Rusia se movieron de Detroit a California y abrieron un lugar, un diner, para tomar esas típicas comidas de sandwich y ensaladas, café y algún pastel; ahora aún resiste entre lo más exclusivo de Beverly Hills, entre tiendas de marcas muy caras y presunta sofisticación; o mejor son sus camareras, veteranas, expertas, amables, de esos sitios que pagas al salir y dejas los dólares de propina, bien merecidos, sobe la mesa; como en las películas.
Supongo que Nate & Al sus fundadores, triunfadores reconocidos, nunca presumieron de ser un big shot.
Otro judío, de padres con dinero, que abandonó Berkley porque no aprendía nada y abrió sus propios negocios, con nuevas formas y gran diversidad vivió largos años y dejó una colección de arte maravillosa, de gran gusto que se puede ver en Pasadena.
En sus jardines te sientas entre esculturas de Rodin y dentro aunque abundan los Degas, pinturas y esculturas, hay ejemplos de todos aquellos que han pintado bien.
Le alabó el gusto.
Su propietario Norton Simon procuraba pasar desapercibido, incluso en las subastas, y sólo un intento fracasado de entrar en política, como senador, le sacó de su feliz anonimato de negocios y compra de obras de arte que extendió a Asia.
El si era un tipo importante o He used to be a big shot.
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