Va a ser un largo mes hasta el 27 de septiembre y ver que sucede con el llamado desafío independentista. Todo el mundo comenta y comentará, es una larga y tediosa carrera hacia no se bien donde.
Dos conceptos se podrían desarrollar, uno el histórico, manipulado y alterado que algunos no escuchan como si de un penalty al FC Barcelona se tratase. No se pueda criticar su juego, sólo desde el entorno protegido; sólo existe una versión; se habla con el corazón, de sentimientos.
Entre otras voces, el ex presidente González ha escrito al pueblo catalán, a todos los ciudadanos de Cataluña, y les habla de consecuencias, la desconexión que se produciría, la ilegalidad, el absurdo de Mas; de una aventura a la italiana o alemana, como en los años treinta sin mencionar fascismo ni nazismo ¿Para no herir con totalitarismos?
Sus argumentos suenan a un penúltimo intento.
El otro es el del enriquecimiento, el llegar al poder, como sea y para unos pocos.
Como en el Watergate lo que está detrás es el dinero bajo el sello del tres por ciento mínimo, cual impuesto revolucionario. Como en el Chicago de Elliot Ness, todo el mundo sabía donde se podía tomar una copa y nada se hacía; como en el ambiente de The Sopranos cuesta abandonar el barco sin meterse en un programa de protección federal para testigos.
Creo que en 2005, o por ahí ,Pascual Margall Pascual ya acusó a Convergencia de cobrar el tres por ciento de impuesto en obras adjudicadas y Mas le amenazó con no apoyarles para la cuestión del estatuto. Margall era socialsita, González es socialista. Otro socialista, Bono, ex ministro, ex presidente de las Cortes, ya lo mencionó en público y era al parecer práctica habitual, desde siempre.
¿No se da cuenta la gente normal de Cataluña, los que no cobran ese tres por ciento?
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