El verano, o el mes de agosto, va tocando a su fin y, como es lógico, no han cambiado muchas las cosas.
Supongo que los que pueden veranear todavía se quedarán mirando al horizonte, si están en la playa o a las nubes del cielo si es la montaña ¿ y los que no veranean?
Les quedan los medios de comunicación.
Las Españas se han llenado de turistas sobre todo de aquellos países que no tienen el euro como moneda, que no se si se gastan mucho o poco dinero, pero algo si se dejan.
Los españoles se habrán ido a sus pueblos, o a conocer el extranjero, y volver diciendo que como aquí no se vive en ninguna parte.
Los medios de comunicación se toman sus vacaciones, colocan a suplentes, o relevos, al frente y cada vez con mayor osadía repiten listas, estadísticas, noticias que no lo son, traducciones de otras lenguas, recopilaciones y simulacros de artículos de escasa profundidad intelectual.
Los buenos articulistas deben estar de vacaciones.
Como todos los veranos hay noticias y en ausencia de invasiones de otros tiempos llegan los colapsos de las Bolsas, como consecuencia de la globalización.
China lleva de orza al resto del mundo, y a unos más que a otros, son demasiados millones de personas. Una devaluación de su moneda, en una nación sin democracia, que puede utilizar estas medidas para corregir defectos, errores o coyunturas, ya no pasa desapercibida, todo está interrelacionado o conectado. El petróleo baja y contribuye a producir un efecto de inestabilidad, cuando debería ser una buena noticia y lo es para los no exportadores.
¿Cómo se quedará la situación de las Españas a la vuelta del verano y en ese otoño electoral?
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