sábado, 8 de agosto de 2015

En el valle de la muerte.

Death Valley, California, casi en la frontera con Nevada, cerca de Vegas.
No es una película de Ford, es un parque nacional, protegido y con 20 dólares de peaje , valideros por una semana, aunque no creo que muchos lo exploran tanto tiempo, a no ser que se alojen en el Furnace Greek Inn, un oasis creado por la mano del hombre.
Hace calor, atraviesas el desierto de Mojave con sus 43 grados en un día de esos, cotidianos. No vamos en carromato, ni a caballo, los coches tiene a/c aunque recomiendan ponerlo off en las cuestas pronunciadas, para evitar recalentamientos.
Te recomiendan llevar galones de agua potable por lo que pueda pasar y antes de llegar se hace una paradita logística, en un mall, en pleno desierto. llamado Tanger y repleto de ...chinos.
Los chinos, orientales japoneses, coreanos, están por todas partes en California. Son un pelín mal educados estos chinos; van a lo suyo a comprar porque es un outlet y se supone que hay muchas oportunidades, dependiendo del dólar, te atropeyan como vean las Nikes con la que una señora ha soñado siempre para su dulce marido venido de la China. Si Mao les viese no se lo que diría... 
Se agradecen los buenos cristales que aminoran el efecto deslumbrador del sol y al final el paisaje es de soledad, desolación o belleza lunar. Por ello pega más que escenas de Star Wars se hayan rodado allí que algunos western.
No se que tendrá que ver todo esto con el calentamiento global, al fin y al cabo es un medio desierto sin indios y agotado con algún tesoro oculto.

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