Me pongo a ver la final con mis amigos griegos en la dulzura del clima de Naxos, bajo las estrellas y la luna. Son muy madridistas y optimistas, les gustan todos los jugadores. Las cifras de precios y fichajes les deslumbran ni las comentan sumidos en su crisis nacional. El fútbol distrae.
Veo a un MANU de mucho dinero, en dólares, poder mediático, fichajes nuevos, aspiraciones de otros que lleguen, Premier a tope, marketing de Brexit y un entrenador veterano que sabe jugar las finales.
En nuestro lado presentamos el mejor equipo posible, como homenaje a los campeones de junio.
Dicen que hace mucho calor y humedad y sin embargo se juega a fuerte ritmo desde el inicio, con el MANU mejor colocado al principio, muy fuertes, dos líneas y un verdadero armario arriba. No crean peligro real y se toman sus precauciones.
Poco a poco cogemos el mando con ese excelente centro del campo nuestro, que sabe bien que es esto de la pelota. Controlamos, dominamos y ejecutamos en la primera parte. Ninguna pega al conjunto.
Me encanta ver a Carvajal peleando con Pogba, sin miedo.
Pensaba en esos cotizados jugadores del Manchester United, pero ninguno me parecía superior a los míos y además el banquillo esperaba con ganas .
¿Cuanto vale nuestro 10, el 8, el 22 y ese 14 que no para?
¿Cuanto vale nuestro 10, el 8, el 22 y ese 14 que no para?
Ellos son orgullosos, potentes, no se rinden, van acumulando rematadores de cabeza, presionan, utilizan sus armas el fútbol directo, siempre, o casi siempre detrás del balón. Marcan y persisten, su juego está un escalón por debajo y el campeón es justo, una vez más.
No hay comentarios:
Publicar un comentario