No he podido ir al fútbol, estaba en Londres, una falta de todo por mi parte, partido crucial, complicado. El rival de Champions, el Manchester City. En el London Coliseum era la opening night de Madame Butterfly, música del maestro Puccini, con una dramática historia en Japon. Me caen muy bien los japoneses, inteligentes, sentido del honor, respeto a los mayores, trabajadores, sacrificados. A los de Londres, futboleros incluidos, les importa un pimiento el City.
La ópera era una versión que dirigió Anthony Minguella, cineasta de prestigio fallecido en su plenitud hace ya unos años. La tragedia en la sala era inevitable, pobre Butterfly, que vida de geisha tan dura, el final ya conocido fue como mandan los cánones del sepukru para las damas, mucha sangre por la yugular seccionada. Los de @Metoo no sé qué dirán de esta japonesa de 15 añitos. El teniente de navío Pinkerton, Benjamin Franklin de nombre, oficial del USS Abrahames Lincoln, es un bastardo como afirma el cónsul americano de Nagasaki, espero que nunca ascendiese. El aria llegó cuando la segunda parte comenzaba en Chamartin. No se el resultado todavía, desconozco como hemos jugado. Espero que hayamos sido más Butterfly que Pinkerton, pero es un juego donde el oponente lo complica todo. Deseo que hayamos sido nobles y bélicos. Lloré con ese niño huérfano que se van a llevar a USA, no encontraba consuelo en la ficción.
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