jueves, 24 de noviembre de 2016

Casi nunca se sabe ni el cómo ni cuando.

Sorprendidos, nos hemos ido despertando sorprendidos.
Y me quedo con una foto de un cuerpo envuelto en sabanas blancas, con sujecciones para que no se caiga, colocado sobre una especie de silla, no camilla, y un profesional empujando. Es como el doctor Lecter sin cara, podría ser cualquiera.
Parada cardiorespiratoria, de esta forma acaban casi todas las vidas, las diferencias están en los matices; no todos los corazones se detienen de la misma forma, ni en la misma edad; algunos incluso se paran y vuelven a arrancar, cuando la parada es definitiva sólo quedan los otros, aquellos que todavía lo tienen en marcha.
Así en un hotel de Madrid, céntrico, coqueto, cuando el tráfico de la ciudad comenzaba a complicarse por la lluvia, una señora se ha sentido mal y han avisado al 112. El personal sanitario, muy eficaces en la ciudad, del Summa, no ha podido aplicar sus técnicas y conocimientos para reanimarla.
Parece ser que la llamada a los facultativos fue a las 7am, curiosa coincidencia porque mi despertador sonó a esa hora.
Ya me imagino que en ese instante, igual que a cualquier hora de cualquier día, ocurren hechos parecidos porque la vida no para y es una sucesión de acontecimientos, sin embargo todos los medios reflejaban la noticia, por una vez no se hablaba de Trump, Paquirrín, Alba Carrillo o el lucero del alba.
Sin embargo, no sería noticia si no fuese por la identidad de la persona fallecida y los acontecimientos tan cercanos alrededor, por el fondo y las formas.
Ha fallecido una mujer con mucho tiempo en política, enemigos a espuertas y cada vez menos amiguetes entre los suyos; con pasado de gloria y votos y presente de declaraciones ante el Tribunal Supremo, para determinar si era culpable o inocente de las acusaciones de presunto blanqueo de dinero en un partido político.
En los medios ya había sido muy comentada la historia, preguntada en cada oportunidad y me temo que condenada de antemano o esa es mi impresión.
Ahora ya no está.
Supongo que habrá reacciones para todos los gustos; la autopsia confirma el infarto; lo que si permanecerán serán sus actos, como los de todos nosotros, los hechos tozudos.

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