miércoles, 16 de noviembre de 2016

En Wembley, sin historia.

Aburrido de darle vueltas a los tópicos, de la insufrible vulgaridad/ineptitud de los políticos; cansado de llorar a algún genio que otro; aletargado por la calidad de los análisis sobre el futuro con Trump; impasible ante el anuncio de la lotería y con la esperanza de ver surgir un personaje interesante en el panorama, me puse ante el televisor para contemplar el England-España.
No me quedé dormido de milagro. Ya se que era sólo un amistoso.
Conozco el estadio de Foster es muy bonito, se ve muy bien y la hierba es perfecta, pero que mal jugamos a nada.
Inglaterra no es nada del otro mundo, me preguntaba que jugador local traería al Madrid y cuantos entrarían en los cincuenta mejores del mundo...muy poquitos.
Ya se que presionaron, corrieron, robaron y entraron con decisión, como cualquier equipo profesional que nos visita en Chamartín.
Se que tenemos lesionados importantes, sobre todo en la defensa, y con cierta edad como Iniesta y Ramos, que falta el catalán Piqué y Alba y otro portero, pero aún así no veo equipo.
Equipo me refiero para competir con esperanzas.
El centro del campo flojo, decepcionante, Mata no se lo que es, Thiago no acaba de cuajar y Silva no tiene esa categoría suprema. Busquets perdido en resolver problemas de otros, Aduriz pues a su nivel, y Vitolo, corriendo y corriendo correctamente. No crean una oportunidad ni por casualidad.
En la segunda parte se mejoró con los cambios sobre todo Aspas (golazo y bien jugado) y algo Isco y Koke, sin exagerar; o quizás bajaron fisicamente los ingleses, o se confiaron o todo un poco.
El caso es que se acabó 2-2, lo que contribuye al palmares, la historia pero me produce profundas dudas de futuro.

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