lunes, 14 de noviembre de 2016

La caridad de los políticos.

Estos políticos son tan buenos que nos amenazan con unas terceras elecciones para que aprendamos y practiquemos el rito de la democracia simbolizado en el voto.
Los españoles somos torpes porque seguimos sin explicarnos en las urnas.
Es de buen suponer que las negociaciones sobre la aprobación de los presupuestos en el gobierno de España son la primera prioridad para poder empezar la andadura, hasta las próximas elecciones; tenemos a los de la Comisión Europea detrás y los recursos son los que son. 
No se yo si serán capaces de lograr un acuerdo y desde luego, aunque se consiga, no da la sensación de poder consolidarse en algo duradero.
El electo Mr. Trump va a cobrar un dólar al año; si aquí recibiese un euro un presidente o ex, que también cobran de forma vitalicia hasta que renuncien, y no sólo ellos sino los de comunidades autonómicas y otros cargos, lo anunciaríamos a los cuatro vientos, como ejemplo a seguir.
En fin es sólo un detalle que puede permitírselo. 
Uno de los problemas, y espacio común, de la mayoría de nuestros políticos ( además de su corta o escasa categoría) es que no son nada después del cargo. Se les acaban las prebendas y desaparecen, por lo tanto es natural que intenten ocultarse, disimular, colocarse y sin mucho ruido hacer unos euritos para la hucha.
Yo, si fuese Trump, entregaría mi sueldo a los políticos españoles que tanto me critican, de uno y otro partido. Así podría contribuir a viajes a Washington DC para apoyar y estar cerca de los sufrimientos de Hillary o a Venezuela a no se sabe bien que salida o a Bruxelles al Parlamento Europeo para opinar en los medios ya que si no desaparecen del mapa en el destierro dorado de la capital de Europa, si no tienen tiempo de coger el vuelo de Ryan Air desde Charleroie.

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