sábado, 3 de diciembre de 2016

De entrenadores, de élites intelectuales, de sonrisas.

Ya no es el Guardiola versus Mourinho, ahora es Zidane versus Luis Enrique. Cuatro tipos diferentes con la misma profesión y fantásticos sueldos. Tienen más cosas en común que el salario o la fama, la objetividad de los medios de comunicación no es común. Hablar de un FC Barcelona-Real Madrid antes del partido es no decir casi nada, hablemos de entrenadores, del amor como Raphael, una vez más.
Para Luis Enrique, su antimadridismo no es suficiente, no les cae bien porque contesta a su manera, su estilo de siempre e intentan reflejar que todo lo que pasa es por Messi o alguno otro a veces, sin autoridad, influencia o prestigio. Guardiola es antimadridista, independentista, acomplejado, también dependía de Messi, de lenguaje doble o triple, pontifica en el extranjero en la Premier OH!!!!!!, ganó lo mismo que el otro, pero se convirtió en el favorito de los medios, no sólo favorables al FC Barcelona, sino los de la capital.
Mourinho fue odiado por los medios, no les tragaba, contestaba, se enfrentaba, se creaba más enemigos que los que podía enfrentar y su labor como técnico se apartaba  a un lado; sus polémicas ruedas de prensa, sus contestaciones, su lenguaje a la yugular eran sangre suficiente. En Madrid ya se metían tanto con él que en la Ciudad Condal no necesitaban inventar nada
¿Y Zidane?
Pues sonríe, no dice nada gritando, se queda parado y sonríe. 
No lleva mucho como entrenador, casi nunca juzgan su modelo, aunque los enterados dicen que no sabe y sólo su prestigio de jugador causa respeto entre la plantilla y medio le escuchan. 
Esta puesto ahí por el presi y sus hijos por él. Si hubiese dicho alguna vez un 1% de las sentencias de Mou ya habría sido apedreado, aunque diga el 99% de las de Guardiola nunca subirá  a los cielos de los medios como Simeone.
Recuerdo cuando llegó como jugador 2001, con 29 años, y prácticamente todo ganado; casi nadie hablaba de su juego en la Juve, su influencia en el equipo y los primeros meses le dieron muchos palos y luego, hasta quedarse con sus ruleta y su volea en Glasgow. Y él sonreía un poco y decía: "tardo algo en coger la forma, en Noviembre estaré a tope".
Aunque pierda intentará sonreír.

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