sábado, 3 de marzo de 2018

Cualquier tiempo pasado fue peor y sin embargo algo malo está a punto de pasar.

Ser una contradicción permite reírte de ti mismo.
Probablemente el hecho de ver la jarra medio llena o medio vacía no es decisivo, pero sí significativo. Ahora hay mal tiempo en las Españas, me refiero al meteorológico. En mi opinión es estupendo aunque pueda parecer molesto, llueve mucho y supongo que nos traerá agua, aunque necesitamos continuidad. Cómo agua de mayo, que decían nuestras madres.
A un señor, catalán, al que considero honesto e inteligente, que trata de mantener el equilibrio, que está públicamente contra el procés, le oí disertar sobre el temporal y la asistencia a los funerales. Según su criterio, es el momento de la verdad, coincide un funeral con mal tiempo y asiste menos gente. Supongo que en Escocia habrá pocos o lo harán en familia, no digamos si cascas en la Patagonia en invierno con fuertes vientos o en la Antártida, vamos ni los íntimos.
Más tarde me dio por reflexionar.  No es su funeral lo que le preocupa -que a lo mejor también- es la matraca que sufre día a día en su tierra, en su idioma materno, sin pinta de que se acabe. Podría ocurrir que su corazón dejase de latir.
¿ Quién iría a su funeral? Es famoso, controvertido, en el cara a cara debe caer simpático, es honesto y sensible, no muy capaz de hacer daño a sabiendas. Ahora dice que sólo le teme a una cosa: la analítica.

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