sábado, 7 de abril de 2018

¡Ay señor! Llevame pronto, que mi cuerpo pide tierra.

Hay frases que se dicen por el pueblo simple y llano, a veces por el pueblo de pueblo auténtico, que ya no son cool- nunca lo fueron-, ni molan. Un cómico rescata expresiones que ha oído de siempre, como coletillas, tienen su éxito su gracia. nos presenta  a una señora muy mayor, vestida a su estilo ancestral, que aparenta más edad de la que muestra su DNI, es viuda, con mucha energía, usa esa expresión para indicar que su tiempo se ha cumplido y...sigue dando guerra, desde luego no deja en paz títere con cabeza y sigue mandando en la sombra. 
En la frase hay mucha sabiduría de ciclo finiquitado, pero claro, si de pronto le toca una bonoloto, salta la vieja como un resorte. y pone firmes a todo diós.
Tiene su sentido del humor, pero es una señora de armas tomar, donde el difunto marido pidió tierra hace mucho o acabaron con él. Nunca se ríe, hace reír a los demás.
El otro día alguien me hizo una reflexión sobre la tristeza. 
Veía a sus familiares, a los más próximos devotos e inmersos en actos y procesiones y al mismo tiempo tristes. Es curioso, porque yo leía simultáneamente a un autor que hablaba de la tristeza de los españoles- en general- cuando están participando en ceremonias religiosos, actos de culto y manifestaciones donde debe exhibirse con espontaneidad la alegría de la fe. Nosotros el pueblo cristiano por excelencia ¿No estamos alegres de nuestras vivencias? ¿Cuanto hay de parafernalia? ¿Cómo se muestra la autenticidad? 
El cuerpo pide tierra ¿y el resto?

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