lunes, 28 de mayo de 2018

Un Covent Garden sin guitarra.

Conocí un restaurante donde en cualquier momento creí que My fair lady iba a entrar por la puerta  bajo examen del profesor Higgins. Te introduces en una especie de oasis moderno de decoración y buen gusto, la masa pulula cercana.
Se llama, Petersham nurseries, cerca del Covent Garden lleno de gente, como Londres, NewYork, Roma, París, saben llenarse de gente, por haber sido alguna vez capital del mundo y el que tuvo retuvo. Los sabores son buenos, las raciones pequeñas, todo muy italiano, aunque el café no es como en Italia, ya me lo dijo un camarero italiano. Los vinos son solo italianos.
El Piccadilly theater me esperaba, he visto y oído Strictly Ballroom de 1992 autor Baz Luhrmann, un señor australiano muy famoso que escribió y tuvo mucho éxito con esta obra. Lo curioso del musical ( la música es recopilación estilo Luhrmann) es su idea entonces del pasodoble/flamenco/zapateado para hacer una historia de amor estilo West Side Story. Se ve que lo latino vende y el público es agradecido, si los mezclas con Carmen, toreros, cojones/sangre/gritos, pues mejor. Cuesta quitarse los tópicos. El Madrid no es algo que venda como puramente hispano, aunque después de la victoria mandan muchos whatsapps y cosas de esas, una trataba de un buen cantaor de flamenco cantando en menos de un minuto lo que significa el Madrid para su espíritu, en un bar, con copas y a capela, ni guitarrista, muy auténtico, con eso me quedo. En el Covent Garden nadie toca la guitarra, hay mimos y equilibristas y mucho turista.

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