sábado, 24 de noviembre de 2018

Gibraltar, no es una china en el zapato sino un pedrusco, última colonia mismos intereses.

Nunca he creído a los británicos o para ser más específico a los ingleses, ya que escoceses e irlandeses son muy diferentes, ellos tampoco se fiaron nunca y los galeses, pues ya tenemos a Bale, Gareth Bale, para sufrir con sus lapsus, su exquisita apertura al español y su drive. 
Es tan claro y obvio que lo primero son sus propios intereses, en cualquier negociación o previsión, que todo lo que añaden en su perfecto inglés me resbala. 
No estuvimos muy acertados en Utrecht y posteriormente el Reino Unido era muy potente como potencia del XVIII y XIX, siglos no muy productivos para nosotros, en el XX el declive de Albión coincidió con muchos problemas propios como bien sabía el sagaz Churchill, un maestro en eso de hacer lo que fuese para que el Imperio resistiese ante el bajito del bigote extraño. Le gustó mucho más el mostacho del carnicero Stalin y le tenía mucho menos miedo, aunque muchos yankees opinasen lo contrario. 
Hay que concederlo, admitirlo y decírselo a la cara a Mrs May o a quién sea, que por lo menos no nos coñeen y decírselo en inglés que suele ser lo único que entienden. 
Todo esto lo deben saber los que manejan lo del Brexit, en Bruxelles o en Madrid. O han picado como capullos en las negociaciones fiándose de Londres o a los representantes españoles les han ignorado. Lo de la famosa roca, más que una roca mineral sin capacidad de crecimiento se ha convertido en una tomadura de pelo. Así se han comportado los de Londres ampliando espacios y aguas, construyendo y ganando terreno para convertirse en la base que es hoy en día, ni entrada en la NATO, ni UE ni gaitas.

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