miércoles, 9 de enero de 2019

Copa del rey. Teoría de la relatividad en el fútbol, un primera como el Leganés.

Frío en Chamartín, muy poca gente en el campo, hora nocturna, tardía, ánimos por los suelos, falta de ilusión por el juego y los jugadores, una de esas cosas cíclicas que ocurren. El VAR anunciado como si fuese una panacea, un árbitro ya conocido y dos equipos, un partido de fútbol como resumen. 
El Leganés no va a ganar el trofeo y realmente no sabía como jugaba, en septiembre no estaba para verles. Piensan, eso si, que hay río revuelto para pescar y morbo. No me gustó mucho el visitante, además de su orden, disciplina, etc...lo de siempre.
En el Madrid un poco también lo de siempre, en estos últimos tiempos. Mucho pase, control, aburrimiento, poco remate, menos gol. 
Eso si la alineación incluía jóvenes promesas. El que más me gusta, Valverde, hasta se iba contagiando, en el paso de los minutos, del estilo de sus compañeros. Odriozola, corría, desbordaba, le hacían lo que parecían penalties, pero claro está el VAR. Reguilón mejoraba al titular. L. Vázquez afán, entrega, sin chispa. Navas hacía una buena parada cuando se necesitaba. Los mejores Benzema, en todas partes y Vinicus amagando, intentando desbordar, con esa punta de velocidad que parece que no y de pronto se escapa. Al final del primer tiempo, si pitaron penalty, y S.Ramos ejecutó a un portero que intentaba ponerle nervioso.
El segundo tiempo no tuvo historia, el Leganés desapareció como un azucarillo. Volvió Isco, que no está fino, salió Cristo, que suena un tanto raro, y Brahim, el nuevo con muchas ganas, más juventud, más futuro. Y llegó el primer buen gol de Vinicius que significó el 3-0 final. El público, ese público de poco fiar, que se supone ha visto tan buen fútbol, despidió al brasileiro como si fuese una figura consagrada. 
El fútbol también es relativo aunque a Einstein no le gustase.

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