jueves, 17 de enero de 2019

¿La felicidad es la ausencia de necesidades?.

Muchas veces me repito a mi mismo la pregunta: ¿ Distorsionan los medios de comunicación la realidad? Es como si viviésemos en una niebla intelectual permanente como la de Londres de Mary Poppins o Jack the Ripper.
Lo que ocupa la actualidad, la noticia, produce sensaciones, se llame Brexit, colaboración presidencial con Rusia, "espionaje" de Villarejo a media España, Macron sus altibajos que brotan y desaparecen, cierre temporal de la administración, violencia de género, machismo, o si el FC Barcelona ha cometido o no alineación indebida. Todo como si fuese una noticia de candidatos a fichar por el Real Madrid, que luego nunca llegan, con sus agentes intentando subir su precio en beneficio propio. En el fondo distorsión, zozobra, llamar la atención, medias verdades, mucha mentira. 
El mundo no está tan mal y en particular esta Europa burocrática goza de paz, en miedo de multitud de jaleos, peleas e injusticias, pero en paz. Creo que la razón de la insatisfacción radica en la propia complejidad del mundo de 2019.
Ayer leía sobre la elección y características de los llamados 12 discípulos, luego apóstoles, de Jesús de Nazareth. El autor se llama Ricciotti, sacerdote, versado en el mundo e historia hebrea, lenguas clásicas, eso de conocer las palabras en su significado original le proporciona una ventaja considerable, pero ya no atraen las lenguas muertas. Aquellos candidatos, luego elegidos, eran gente normal, corriente, galileos de andar por casa, utilizaban el arameo para comunicarse y el griego o latín en su zona por los extranjeros, los negocios. No se les puede equiparar, catalogar, directamente en una "clase social" de las de ahora, seguramente tenían mayor status que su líder, y no existía esa clase media grande de hoy en Occidente. Trabajaban y se tomaban descansos, como todo el mundo, algunos procedían de familias que tenían una renta o negocio como la pesca, vivían en pueblos pequeños, no tanto como la aldea de Nazareth, formaban parte del pueblo judío al norte en Galilea,  esperaban al Mesías, esperanzados, ilusionados. Algunos eran temerosos de Dios.
Les gustaba hablar, comentar, discutir, sobre los profetas que surgían, mantener sus recuerdos, sus enseñanzas, seguirles cuando eran jóvenes. No era raro dejar todo por seguir a uno que surgiese, atraídos por la curiosidad, la búsqueda de la verdad. 
Me di cuenta que no tenían muchas necesidades ni para comer ni para sobrevivir, en su sencillez residía su belleza. Vivían más consigo mismo, comían poco, andaban mucho. Su día tenía 24 horas igual, dependían de la luz del sol, las estaciones, la tierra, la lluvia, la imaginación. Sin móvil, ni coche, ni aeropuertos, ni televisión, ni libros, sin whatsapps, ni hielo, agua corriente, luz eléctrica, calefacción, sin internet.

1 comentario:

  1. Los medios, con sus consignas politicas intercaladas en las noticias, quieren que vivamos en un realismo magico en espera de la epifania de un mundo ideal. No lo van a conseguir...

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