martes, 12 de noviembre de 2019

Ya lo hemos descubierto ¿Pedro y Pablo, en las Españas, apóstoles del progreso?

Desde el punto de vista de un católico creyente, Pedro era uno de los doce, la piedra de la Iglesia, primer pontífice máximo, murió en Roma, crucificado boca bajo, para mostrar su condición ante el Maestro que creía Hijo de Dios. No era culto, un pescador recio, galileo, carácter duro, fuerte, mucho corazón, cobarde en ocasiones desde la negación tres veces al ¿Quovadis?. Eso es lo que dice la tradición católica sin que se puede demostrar mucho.
Pablo era un fariseo, judío, culto, ciudadano romano, perseguidor de cristianos, entusiasta por sus ideas de hebreo estudioso, religioso, fiel representante de su secta. Esa misma tradición cuenta que un resplandor le tiró de su caballo a la salida de Damasco, se quedó ciego unos días, cambió de objetivo, se convirtió en el otro apóstol que escribió sus epístolas, hizo cuatro viajes por el mundo conocido de aquel siglo I, no dejó de exponer su idea del mensaje del Maestro que no conoció, o si en el incidente de Damasco.También murió en Roma, decapitado. Eso es lo que expone la tradición católica. 
Siendo importante todo esto, como decía Pablo, lo verdaderamente importante es si Jesús resucitó, porque entonces en verdad era Hijo de Dios. Eso no se puede demostrar, hay que creerlo, a todos no se nos aparece."Y tú quién crees que soy yo". El resto es algo de retórica.
La política está llena de retórica. Otro Pedro, otro Pablo, se han cruzado para gobernar en España, nos predican machaconamente que lo suyo es el progreso, que son progresistas, los únicos que progresan. Parece que hay acuerdo de investidura. Las elecciones, de los resultados conocidos, han significado en menos de 48 horas apaños histéricos, rumores de cargos, abrazos, sonrisas, promesas, fotos de "mecachis que guapo/guapa soy", 
¿Quién puede decir lo que se cumplirá o no? ¿Quién ha cambiado de opinión? ¿En qué aspectos o puntos? ¿Qué asuntos, posiciones ya no son fundamentales, decisivas?  ¿Quovadis Pedro y Pablo? ¿Dónde nos llevan?
Demasiada retórica. Amén.

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