domingo, 29 de marzo de 2020

De tú Pedro, de tú (XVI día encierro)

Hace ya tiempo que no veo fútbol, tiempo sin hablar de fútbol, se me va a olvidar, ya nunca seré lo que era ¿quién fue Puskas?. Todo era más frívolo. En mi locura encerrada me vienen los ruidos del Carrusel Deportivo de la cadena Ser, la imaginación de la radio, los nombres, "conectamos con Pasarón, Mendizorroza, El Plantío, gol en La Romareda, pánico en La Condomina". No es en realidad un estadio de fútbol, que lo fue, es la misma piel de toro con las Baleares, Canarias, Ceuta y Melilla. De pronto choco violentamente con la realidad. No hay pánico en las calles, aquí hay silencio, el pueblo sufre, Madrid a la cabeza. Pienso que puede que haya pánico en La Moncloa sede de la presidencia. Ayer nuevas medidas, la curva no cae, se detiene todo lo que no sea vital. Es hora de pararse, hay que jugar con lo que tenemos, tomar las mejores decisiones posibles, tiempo habrá de exigir responsabilidades. Sigo pensando que el bicho es puñetero, para algunos muy puñetero. Todos los cerebros de La Moncloa que asesoran, preparan discursos, ilustran al reponsable, deben ser forofos de la serie "Cuentamé", de tanto éxito nacional, que repasa la historia reciente nuestra. Las palabras de la Portavoz siguen aguas, entendemos la alternativa: colapso de la sanidad o hibernación de la economía. 
Nos tratan como si nos quedasemos tan campantes cuando nos repiten y repiten tanta pena. Yo no he seguido "Cuentamé" en tv, pero me conozco las imitaciones de Mota, en la relación entre Antonio Alcántara y su jefe, don Pablo. Este señor es de búsqueda y captura. Tiene las ideas muy claras, para lo suyo, intereses, movimientos políticos, amistades, un altruista nato, nunca se equivoca, mantiene siempre sus objetivos. A veces le dice a su subordinado que le trate de usted y en ocasiones le apea el tratamiento, depende de lo que intente conseguir. "Antoñito de tu, de tú Antoñito" (cariñosa bofetada).
A mi no me importa que el jefe del ejecutivo me trate de "ti" lo que me preocupa es que piense que soy imbécil, aunque no tenga poder que sería el colmo, ya dice Emilio Lledó : "un imbécil con poder es algo terrible"

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