domingo, 1 de marzo de 2020

Las nieblas que ocultan casi todo.

Hubo sol en Londres, no aguanta mucho, permite que haya luz, descubrir la belleza de la ciudad. Sin embargo necesita agua todo lo que crece, si no llueve su hierba, parques, árboles, no son lo mismo. Esta ciudad que ahora me admira hay que imaginarsela hace ya cientos de años, en plena Edad Media, antes del incendio y sobre todo en ese crecimiento brutal posterior, su río, su imparable salida a la mar. Me gustaría trasladarme al siglo XIX, el victoriano, revolución industrial, Imperio a tope, libra esterlina poderosa, Banco de Inglaterra. Yo un español de las Hurdes, por poner un ejemplo, me subo a algo que le llaman London Underground, con máquina de vapor que transporta pasajeros para ir a trabajar, la niebla de fuera llega a las estaciones cuando las locomotoras expulsan sus humos. El carbón, los deshollinadores sin Mary Poppins, los emigrantes de toda Europa, los crímenes de Whitechapel de un asesino que nunca ha sido identificado rodeado de los turbios asuntos de los Windsor que han aquellos tiempos se podrían disimular. Bueno, hasta otra. 
Me queda el regreso, Heatthrow, el partido de Chamartín. Veo la alineación, Zidane muere con sus ideas o no hay otra mejor solución, goles hacemos pocos, luego hay que evitar que nos los hagan. Ya veremos, queda mucho.

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