lunes, 28 de septiembre de 2020

El verdadero peligro.

Sospecho, sin certeza absoluta, los motivos, porque se retrasaba la sentencia que debía resolver  una de las causas que planean sobre el actual president de la Generalitat. Una especie de aficionado a la política, no muy consciente del resto del mundo, sin ser el típico que vive de la política, deseoso de una gloria local, pasajero del tren que pasa y se detiene, nada que ver con el escoltado de Waterloo, que con esa cara que exhibe nos demuestra lo poco agraciados que son los políticos, y es que no estudian las enseñanzas de Hollywood. Al final el veredicto, inhabilitación. La culpa es de los de Madrid que no sólo ganamos muchas en Europa sino que ligabamos más en Ibiza,  hubo unos catalanes llamados Peralta, llorones, los hijos mucho más que los padres, que vivían en la calle Balmes: "Peralta, no volvais que no haceis falta" les cantaban en el muelle las ibicencas entre rollos de papel higiénico, un modelo típico de catalán. Ahora bien hay uno, que siempre tuvo las ideas claras, rostro de  monje en la versión catalana del nombre de la rosa medieval, peinado tazón modificado por Llongueras, un inquilino de monasterio que aspira a mosen, vigilando su dieta, en prisión resulta más sencillo reducir la butifarra o los caracoles que luego mojas. Este señor no va a pedir que le saquen de la cárcel, esta convencido de ser el elegido, esperará lo que tenga que esperar, aguantará al de Waterloo o lo que haga falta, luego se vengará; rezará en su celda su rosario en catalán a un dios que es experto en lenguas, esperará a que le canonicen los independentistas, entonces se van a enterar estos que ahora pretenden medrar en Cataluña. Señoras y señoras un tal Oriol Junqueras, que sabe lo que quiere.

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