viernes, 17 de diciembre de 2021

De realidad después del cine.

 


 

Lo ves en una película y no te lo crees te dan ganas de llamar a Tarantino para que ruede mi escena del autobus. He ido a Westwood, zona agradable, junto al museo Hammer; frontera con UCLA, el único cine para ver "Licorice Pizza". Es lo último de P T Anderson, gran cineasta, buena película, buenos actores, muy personal, debuts de futuro, era el único sitio en LA para verla, por el estreno para Oscars, además 70mm, hora de comienzo 12 mediodía. Luego por razones logísticas nos subimos al bus número 2, que recorre el norte de Hollywood hasta downtown; los autobuses en LA son una experiencia, la gente que sube y baja, nadie viaja en ellos si no es por necesidad. La primera media hora por el norte de Sunset blvd, mansiones, la de la obra maestra de Billy Wilder, la mansion Playboy, casas de ensueño. Luego se sube un afroamericano, 30/35 años, con manta, su casa a cuestas, pantalón corto, huevos al aire, gay; nos pide que le saquemos dos cables que lleva al pecho, probablemente de una pistola de inmovilizar; se le cae todo, se deja un vibrador que parpadeaba, no lo encuentra bajo el asiento y fue la atención de los viajeros del resto del trayecto, consiguió encontrar su pipa de crack; entabló conversación, mascarilla caida, movimientos bruscos con su cara, con otro paciente pasajero; se bajó en Vine, se perdió entre la gente con la manta en la cabeza. Mientras todo lleno de Santa Clauses.

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