viernes, 24 de diciembre de 2021

Nochebuena.

Me dan ganas de hablar de basket, mañana en el Staples Center de por aqui, jugarán Lakers contra los Nets de Brooklyn, teóricamente el mejor partido cuando se prepara la temporada, la realidad es otra, el tiempo cambia casi todo; digo esto porque el Madrid de baloncesto, mi equipo, se ha portado como un jabato contra el CSKA, me dan ganas de alabar sus buenas virtudes ya muy viejas, pero es Nochebuena y ese día, esa noche, más o menos allá por el año 6 o 4 antes de nuestra era nació un niño en un pueblecito irrelevante para el Imperio Romano de Augusto. Su nombre Yehōshu'a en hebreo, un niño cuyo padre era un artesano o trabajador con sus manos en distintos menesteres, su madre una ama de casa. Nadie le prestó mucha atención, no hay evidencias de todo aquello, lo escrito son los Evangelios con diferentes autores, orígenes, años de confeccionar las versiones; no tenemos evidencias claras. Luego pasaron otras cosas hasta algún momento entre el año 30 o 36 de esa Era que lleva el nombre de aquel niño. Todo esto no se puede demostrar por ahora y hay un hecho que lo cambia todo, que es una cuestión de fe, ese niño que murió seguramente con Poncio Pilatos de gobernador de Judea, si resucitó todo lo cambia. Lo de aquella noche, de Dios sabe cuando, fue el principio de todo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario