La Natividad del Señor, eso es el día 25 de diciembre, es lo que celebramos hoy los creyentes en la fe. Aquí en LA, USA, no hay el ambiente al cual me acostumbré, debe ser por el siglo XXI o por las mezclas de esta nación o porque el mundo va cambiando o por las redes sociales, o todo revuelto; nuestros recuerdos están compuestos de olores y valores, sabores y sinsabores; no hay polvorones ni turrón, ni el besugo aquel, ni el frío de Madrid, ni la TVE con sus cosas, ni los canapés aquellos, ni el jamón del bueno, la música no es Raphael con su pequeño tamborilero, los peces en el río no beben, no hay belenes en las casas, ni mercadillos en la Plaza Mayor, por no haber no hay ni plaza mayor del pueblo; hay muchas luces muchos Papa Noel, Santas, no hay Reyes Magos, hay niños, inocencia, está la esencia que debemos recuperarla en el fondo de nosotros. Esta el cine claro, después de casi todo esto es Hollywood. Ayer a las 2 pm he ido al Pantage a ver el musical Hamilton por segunda vez en mi vida en un teatro, muy bueno, el mejor el rey y Aaron Burr, la rigurosidad de la historia es otra cuestión. me dieron ganas de subir al escenario y cantar aquella versión del villancico de un fiel amigo: "Abajaban los pastores camino de Belén, (bis) Abajaban, abajaban, rarrarra rarrarra los pastores los pastores y nadie más , Belén, bien coño bien..."No lo habrían entendido en el Pantage de Hollywood.
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