Una de las cosas por las que quizá me caracterizo es porque me gusta escuchar, de pequeño escuchaba a los mayores, de muy pequeño en casa, ahora escucho a los niños; en medio de las visitas escuchaba, mi padre me llevaba con señores mayores de su trabajo, digamos que algunos relevantes en sus cargos, o amigos gordos; me gustaba escuchar, claro que más me gustaba el bocadillo de chorizo del ordenanza de la planta primera del ministerio de Marina que yo pensaba, por sus galones, que era un almirante, por lo menos. Una de las razones de escuchar es que pensaba que me vería en esa edad tan mayor,y quería ahorrarme sorpresas, los que han vivido saben de eso, era como aprender gratis. Lo que escriben otros, los que escriben con criterio, enseñan gratis. Hay textos que merece la pena copiarlos, citarlos, reflexionar sobre ellos, como este de F. Fernán Gómez : " Cuando uno empieza a espabilar su memoria, a hurgar en ella, en el tiempo pasado, comprueba que hay un momento en que el tiempo parece detenerse...y de pronto uno que estaba en la cima de su vida , en la gloria de su madurez, ...se encuentra en la puerta de la ancianidad sin que haya hecho nada...como si el tiempo hubiese decidido caminar de puntillas , sigilosamente, para no alarmar al desgraciado mortal pero con el avieso propósito de intentar asesinarle un día de un ataque al corazón mostrándole en el espejo del cuarto de baño el rostro de un anciano". Ahí lo dejo.
sábado, 11 de diciembre de 2021
Tempus fugit.
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