Se lo dedico a la hermana Lourdes, preocupada como todos por los personajes y la situación, sin embargo entregada a sus labores. He visto más días que otros, menos que unos cuantos decía aquel. No se lo que me queda por ver tampoco se como seré capaz de describirlo. Shakespeare el bardo, ciudadano de Inglaterra como el número cinco británico, nos dejó sus magníficas obras, su verso, si suyo es. No soy capaz de describir lo que pasó, todos hablan de defender la libertad. En el discurso de Antonio ante el cadáver de César junto a la estatua de Pompeyo Magno, llama muchas veces honorables a Brutus y Casio, a los demás asesinos también, es de un magnífico estilo, incitando al pueblo a la rebelión con su testamento. No menciona lo más relevante, su heredero Augusto. Ya de pequeño nunca entendí lo de César, su asesinato, las múltiples cuchilladas, la de Brutus. me sonaba a traición, encerrona y muy miserable todo. César tenía 56 castañas, alguna enfermedad genética seria, Brutus 41 Antonio 39 Augusto 19. La vida duraba menos. En ese siglo primero AC no había tv, ni Mariano Medina con sus idus de marzo, ni redes sociales, ni internet, ni Chamartín aunque yo le llame coliseo romano porque así me lo enseñó, don Raúl del Pozo. De haber estado en el área sagrada del largo de la Torre Argentina donde cayó el divino Julio César, no se lo que hubiese hecho, ni lo que hubiese contado, no se cual sería mi posición en la sociedad romana. quizá me hubiese dejado auto convencer en mi cobardía y ambición, con el cuchillo. Aquellos romanos morían dignamente, se suicidaban o pedían la muerte digna del soldado con la espada, no se iban a un consejo de administración.
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