Por muy cruel que sea el mundo añoro no participar en él. En Torrente II, film de culto, al principio, Torrente, José Luis Torrente que es del Atleti como debe ser la gente que lo es, está ganando mucho dinero en el casino de Marbella, se ha apostado la cruz de Caravaca y el pin, entonces le dicen el valor de las fichas, en pesetas de aquellas, y saca la bolsa de Carrefour... pero un cliente le anima, le reta: "No hay cojones". Entonces lo apuesta todo y...como el club de sus amores. Me han contado de fuente próximas a Moncloa, al intercambiador, que Sánchez quería hacer a Rubiales, Luis Rubiales, ministro de Deportes y Justicia en una sola cartera, aunque lo suyo eran las Relaciones Exteriores, por los idiomas, porque el fútbol necesita justicia y el deporte credibilidad, la justicia precisa espíritu deportivo. Un espía de Feijóo camuflado en Moncloa, en el intercambiador, dijo la frase que le delató su afiliación al PP y al Atleti: "No hay huevos". La mesa tembló, los consejeros, consejeras, ministras y ministros, no daban crédito. Alguien, en ese lugar sagrado que es Moncloa, el intercambiador, se había atrevido a poner en duda los bemoles, cataplines, del presidente que a todos nos tiene encandilados. El presidente no se inmutó, puso la cara de Mc Queen, Steve Mc Queen, en The Cincinatti Kid cuando Edgar G Robinson le tiene acorralado y soltó la frase lapidaria, definitiva: "Que le pregunten a Puigdemont".
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