viernes, 6 de diciembre de 2019

El burro verde de Greta Thunberg.

No cesan las noticias de Greta, es un sin vivir. Ha cruzado el Atlántico con una marino británica, se ha mareado, vomitado, ha aguantado como casi todo el mundo aguanta,. No se sabe si volverá a cruzarlo, por ahora descansa en Lisboa, probando quizá un magnífico bacalao o brasa. Sus padres detrás de ella, todo muy filantrópico, muy puro, sin contaminar. Una asociación de Talavera le ha ofrecido un burro noble, histórico, resignado, a veces menospreciado animal. Desconozco si lo aceptará, tampoco si un burro único sería suficiente, quizá es más mareante que el lujoso catamarán. Estamos que no vivimos. Alguien insinúa que los burros de Talavera contaminan.
Al final Greta llegó a Madrid, sin burro.  En España no podían algunos dejar de esperar a Greta, aunque viniese en tren nocturno. 
Siguen las negociaciones, comienzan las consultas del monarca, lo trascendental son las cambalaches de dos partidos. Se trata de conseguir un "lenguaje" donde todos esten contentos. El gobierno afirma solemne (innecesario, le replican los de U Podemos) que dentro de la constitución. Los de ERC (los más vitales, por su influencia) pregonan que resisten, que no renuncian, que lo suyo es la independencia, la república, que queda fuera de la misma constitución. No se sabe si comen juntos, si beben el mismo caldo, la misma agua mineral o si el aperitivo es fuet con butifarra o algún ibérico, no se sabe el restaurant. Bueno, el que quiere lo sabe en Madrid, como lo de la paternidad de Albert Rivera, de enhorabuena. Quizá intercambien décimos de lotería o compren todos el de Las Cortes, en Lleida, hay una administración donde siempre toca.

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