A Messi, hay que felicitarle, sinceramente, jugador del FC Barcelona, de unclub para bien, para mal, extraordinario, goleador implacable, capaz de cambiar el signo de un partido, cosa que ha realizado muchas veces. Ha ganado su sexto trofeo.
Hay cosas mucho más trascendentales que el fútbol, cierto. Comprendo que hay mucha gente harta, que nunca le gustó el fútbol o desengañados que lo ven por televisión, a veces, o no lo ven, ven los resúmenes. Se habla de los sueldos de los deportistas, sus vidas, su absurdez general, ley de oferta y demanda, ejemplo a los niños, del escándalo del dinero. Todo cierto, con matices. Yo me quedo con la ilusión de esos niños, como cuando iba con mi padre a Chamartín, sólo mi profesión me privó de ir más veces.
No creo en los premios, ni medallas, ni agasajos, en casi ninguno, aunque en unos más que otros. Hay demasiado "politiqueo", que llega hasta los votantes, los profesionales, todos libres, como el pueblo que vota. Ya con el primero a Matthews me quedé pasmado, comparándole con don Alfredo. En 1960 después de Luisito Suárez, enorme jugador, se quedaba mi Puskas con cuatro goles en la final de Glasgow, ganador. Pirri, mi Velázquez en 1996, salió Charlton, otro inglés, campeón del mundo ese verano. Recuerdo que soñé cuando Raúl metió el tercer gol de la final de Paris en el año 2000, me levanté diciendo como entre le dan el premio y ya ven, el que se lo llevó, buen jugador, inglés, no pudo competir con él en el mismo equipo. Ahora Benzema es el veintitantos con muchos de la Premier delante.
Me pregunto a quién hubiese votado yo este año, si tuviese esa atribución, me alegro de no tener esa capacidad, no entiendo a Hazard o Ter Stegen en esas posiciones. Y me doy cuenta que soy partidista, cegado por lo que veo en el césped que suelo ver, que busco razones, me justifico, como cuando me dicen los comentaristas que ha sido una oda al fútbol, el partido de ayer y al final es lo que hay, como en un partido, gana el que mete un gol más.
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