jueves, 25 de junio de 2015

Sergio Ramos y su entorno deberían ir al cine, más.


Manolo Morán es un actor español que empezó a hacer películas justo después de la Guerra Civil, ya con 36 añitos; antes intento ser muchas cosas y sufrió lo que muchos compatriotas suyos de un bando u otro. Entre los años de la Segunda Guerra Mundial y su vida activa triunfó como un tipo campechano, de gran humanidad, sensibilidad y atención a los demás con personajes sencillos encarnados en un hombre de sobre peso, calvo y castizo. Todo el mundo sabía quién era Manolo Morán sin hablar tanto. 
Ahora el problema es qué se habla demasiado de Sergio Ramos y su entorno.
"Manolo guardia urbano" es una de sus interpretaciones; dirigida por Rafael Salvia y transcurre en el Madrid de los cincuenta, casi todo en Cibeles y no hay celebraciones del Madrid aunque tenía un equipazo.
En una escena, hacia la mitad, un señor importante, al enterarse del comportamiento de un individuo de conducta equívoca afirma sobre él:
"Se cree que para triunfar basta la posición, sin necesidad de inteligencia".
A mi esta frase me pega para Sergio Ramos... y su entorno y añado lo poco inteligentes que son los jugadores de fútbol. 
Creo que exageran su valor (el de Ramos) como futbolista, y comprendo que pida lo que considera oportuno; sin embargo mi argumento es que no es ni ha sido tan bueno como a lo mejor se cree. 
Técnicamente/físicamente está muy dotado, poco en su capacidad de aprendizaje como si su valor se evaporase con su forma física. Ha triunfado en el club, incluso marcado goles decisivos, pero tiene muchos lados oscuros en el campo, como lo prueban la cantidad de tarjetas amarillas/rojas, su record global de amonestaciones ( muchas infantiles o por distracciones), en los muchos partidos que le he sufrido, es innecesario. Ha jugado diez temporadas, como lateral o central, y tampoco es lo que yo considero un líder en el campo, sobre todo en saber adaptarse a las circunstancias, rivales, problemas, mando de la zona, fuera de juego, anticipación, concentración, y todo esto apunta a una zona del cuerpo humano utilizada para pensar. 
En efecto no basta la posición, tenía razón aquel señor de "Manolo guardia urbano".

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