En el 31 de octubre, en las Españas, ya no se habla de todos los santos ni de difuntos se habla de disfraces, al fin y al cabo ¿No vamos disfrazados todo el día?
Se disfrazan los peques en el cole y ¡ay de aquel papá o mamá!, del sexo que sea, que no proporcione un disfraz al vástago de turno, más les valiera no haberse casado.
Los siguientes en el escalafón de la vida, los adolescentes y los jóvenes, que cuando se les menciona en los medios llegan a los cuarenta tacos, se lo pasarán de miedo también esta noche; con o sin botellón, garrafa o buen malta, tequila o vodka. El miedo va a sobre volar nuestras cabezas y el domingo de Todos los Santos será un domingo de resaca.
Estos días han salido elegidos para que los supuestos líderes visiten al presidente en La Moncloa (ignoro si adornada de Halloween como el gimnasio que frecuento) y discutan sobre el terror sembrado en el nordeste con una presunta declaración de independencia; debe haber mucha pesadilla en Elm St por allí; de hecho he soñado con Freddy esta noche y lo cierto es que era una mezcla de ex venerable Jordi Pujol, su señora y Artur Mas con unas tijeras recortando un mapa de España en un colegio público donde unos niños querían hablar castellano.Estos niños también iban disfrazados.
El trío formaba parte de una tuna y la señora del ex honorable tocaba la pandereta con estilo de Calahorra.
Mi sueño continuó y en el participaban los All Blacks, antes de la final contra África del Sur, pasaban por encima del Halloween de los independentistas con toda naturalidad y se ponían a cantar su danza. A los niños, de cualquier idioma, les parecía mucho más interesante y Artur Mas le preguntaba al ex infranqueable ¿Qué hacemos Jordi?
Y el ex incansable ( es que me confundo), impotente, sacaba una espada laser muy pequeñita que no crecía.