jueves, 29 de octubre de 2015

La claridad de la Guerra Fría.

Dicen que la próxima película de S. Spielberg es buena, fiel a su estilo de cineasta que ha visto mucho cine; para un autor de su categoría el nivel de exigencia es alto y el tiempo no pasa en vano aunque produzca. 
Incluso vuelve Tom Hanks, bueno esos podrían ser los titulares. Todavía no lo he visto, sé de lo que trata: Guerra Fría, 1960, U2 ( no es un grupo irlandés con un cantante de gafas),derribado, un juicio, espías y ... los hermanos Cohen en medio, que son garantía de buen cine. 
La Guerra Fría como todas las guerras da para mucho en los libros y en el séptimo arte. Quizás porque con todo lo que llevan las guerras dentro, de dolor y fracaso, el ser humano se pone a prueba. 
Ya lo dijo una candidata reciente de la belleza italiana, que a ella de hubiese gustado vivir en la II Guerra Mundial porque era mujer y por lo que ha visto en el cine. Las candidatas a "mises" ya no desean la paz mundial.
Lo que si tienen las guerras, sin duda, es que sabes a que atenerte; muchas veces lo aprendes cuando ves a los muertos cuyas caras no mienten. En la paz dorada, alabada y deseada se juega a otra guerra ; la sutileza sustituye la dureza de los hechos y produce confusión.
En aquel enfrentamiento de espías entre los antiguos aliados contra el régimen de Hitler estaba claro quién era el enemigo, de hecho en los años 40, en pleno conflicto, muchos opinaban que se era amigo del enemigo por miedo al otro enemigo. En fin cosas de la política y los seres humanos. Los soldados en la trincheras seguían pegando tiros y cayendo bajo los obuses.
Ahora no está tan claro el enemigo y de ahí la confusión, porque en el mundo occidental en las Españas de hoy la gente, los ciudadanos, el pueblo, está dispuesto a discutir y manifestarse pero ¿Está dispuesto a morir? ¿Por qué?

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