viernes, 23 de octubre de 2015

En busca del señor de Montesquieu.

Me imagino, sin ser muy capaz, en la Francia de principios del siglo XVIII y a un joven Charles-Louis de Secondat haciéndose preguntas sobre si mismo y sus congéneres; estudiando la Historia e intentando sacar conclusiones sobre el comportamiento de los humanos de manera científica, unos humanos que son víctimas de su condición. Y eso que tenía la vida solucionada por casa.
También viajó por Europa y en England encontró algunas respuestas a sus preguntas sobre el menos malo de los sistemas de gobierno; a los españoles no nos visitó y no nos guardaba buena consideración.
¿Cuántos de nuestros políticos han estudiado de verdad, qué leen? 
¿Cuántas han dado vueltas a la cuestión de la condición humana? 
¿Cuantos buscan como Montesquieu
No lo digo por los frecuentes casos de corrupción que salen a la palestra, tampoco por esa ineptitud adquirida que suele ser el símbolo preferido de los que se dedican en teoría a servir a los ciudadanos y sus intereses; ni por aquello de que el poder absoluto corrompe absolutamente lo digo, porqué desconozco en las fuentes que han bebido la inmensa mayoría de sus señorías o candidatos.
Eso si expresiones ajustadas, propuestas debidamente razonadas, explicaciones de calado, uso apropiado del lenguaje, síntesis de ideas, lógica, argumentación, coherencia, son difíciles de encontrar en sus discursos (que nunca pronuncian) o entrevistas de escasa duración, a una nube de periodistas.
Los que les sufren en mítines deben saber lo que eso significa. Ahora el Parlamento se para ...hasta enero 2016; del Senado...sin noticias. Deberían dar una curso acelerado de ...Montesquieu por ejemplo; pero claro necesitan entrar en las listas que aseguren el pan de su futuro y eso les ocupa demasiado tiempo.

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